Relato 48 horas !!!!



Buenas !!

Me encantan lo retos.... Y por casualidad, me llegó este anuncio publicitario por Instagram que consistía en hacer un relato en un plazo máximo de 48 horas, organizado por la editorial Exlibric.

Primero había que inscribirse al concurso previamente y el viernes dia 21 de abril a las 12:00h se dio el pistoletazo de salida...

Las bases son sencillas. La extensión del relato debe tener un mínimo de 1480 palabras y un máximo de 2480. Además, en ese mismo momento, se dieron a conocer las frases que debería contener obligatoriamente la narración.

Dos opciones: 

48 clavos necesitó el carpintero
o
Planta 48, puerta 24, no pensaba tener que volver aquí de nuevo


Me decanté por la segunda opción y me puse manos a la obra.

El fallo del jurado se dará a conocer el próximo dia 17 de mayo.

Os comparto mi relato.


PRESO DE LOS PENSAMIENTOS

-¡¡ Ya está bien, no puedo más !!… ¡¡ Esta zorra va a saber quién soy yo…!! - Raúl dejó su copa en forma de balón, de manera brusca sobre la mesa baja de cristal que tenía frente al sofá, desperdigando parte de su contenido. Un ron añejo con cola y un par de rodajas de limón con varios cubos de hielo. Era ya su tercera copa de aquella noche. Allí estaba sólo, en su piso, embriagado por el alcohol, pensando sobre todo lo que le había acontecido y para lo que no le encontraba sentido, perturbando su mente, acostumbrada a tenerlo todo controlado.

Solo el sonido de la televisión de plasma de 47 pulgadas, le hacía compañía. Una serie de televisión policiaca a la que no prestaba ni la más mínima atención. Aún llevaba la americana puesta. Únicamente se aflojó el nudo de la corbata que le aprisionaba la garganta. Se levantó repentinamente y comenzó a dar vueltas en circulo delante de la mesa frente al televisor. Estaba agitado. Su mano derecha se golpeaba varias veces en su frente, intentando buscar respuestas…

Raúl tenía 32 años, cumplidos hace unas pocas semanas. Hombre atractivo. Complexión atlética. Moreno. Pelo corto. Ojos grandes, marrones con trazos verdosos. Nariz ancha, ligeramente desviada por el codazo involuntario de un adversario, en la época en que jugaba al fútbol como delantero de adolescente. Boca grande con labios superiores gruesos y dentadura saludable.

Hacía pocos meses que en su empresa, le ofrecieron un contrato como indefinido con condiciones muy satisfactorias. Era consultor y pasaba largas jornadas laborales con el objetivo de buscar soluciones para sus clientes en planes de reestructuración organizativa y estrategias eficientes para optimizar beneficios.

Apenas tenía tiempo para hacer vida social. Su rutina era levantarse temprano. La alarma de su despertador sonaba cada día durante la semana laboral a las 6:30 horas y después de tomar un simple café con leche semidesnatada, salía a correr una hora por el parque que tenía cercano a su domicilio, dando varias vueltas a su contorno. Volvía a casa, se duchaba y tomaba el coche hacía la oficina, fichando sobre las 9:00h. Hombre de escrupulosas costumbres, metódico.

Allí, su jornada laboral se extendería hasta cerca de las 20:30 horas. Conduciría hasta su hogar y allí, se haría una cena muy frugal para comer delante del televisor y sobre las 22.30 horas irse a dormir.

Vivía solo. Pero desde hace un año y medio había conocido a una chica a través de las aplicaciones que hay en el mercado, para encontrar pareja.  No tenía tiempo para relaciones sociales. Los fines de semana los dedicaba para hacer deporte por la mañana, saliendo a correr o coger la bicicleta. Por la tarde, adelantaba trabajo de cara a la semana venidera. Sus pocos amigos ya estaban casados y con hijos. Y el mundo de la noche no era para él. Sentía que su vida estaba vacía sin poderla compartirla con alguien y aunque era reacio, se animó a darse de alta en las redes del amor.

Enseguida empezó a tener contactos de mujeres con distintos propósitos. Su perfil era muy sugerente. En sus fotos aparecía un hombre de gran atractivo y la descripción de él, con su profesión y aficiones, atraían al género femenino.

Sin embargo aquello para Raúl, resultaba ser muy frio. Tener que mantener largas charlas a través de la aplicación le resultaba agotador. El posible interés que podría despertarle alguna candidata, acababa por desvanecerse por el motivo más surrealista. Y el resto, no captaban su interés. Había tenido tres citas, pero ninguna pasó de tomarse algo en algún bar y charlar amigablemente. No era hombre de una sola noche. Buscaba algo más que entregarse al deseo. Estaba a punto de tirar la toalla, cuando de pronto, llegó ella.

Paloma era distinta a todas. Fue Raúl quien un día, durante el almuerzo, reparó en ella al ojear la aplicación en su teléfono móvil. Era realmente hermosa. En sus fotos de perfil, lucia radiante. Le parecía un ángel caído del cielo. Ella era rubia, con el pelo ondulado cayendo por debajo de sus hombros. Ojos muy expresivos de color verde y una sonrisa que le llenaba el corazón de alegría. Leyó atentamente su descripción. Le gustaba el deporte, leer, bailar y “amaba la vida” según sus palabras textuales. Se quedó embobado durante unos minutos… Sin embargo, tenía que acudir a una reunión de trabajo y cerró la aplicación de modo precipitado, para hacer acto de presencia en el acto donde tenía que presentar ante importantes ejecutivos, sus propuestas de mejora para la compañía. No fue su mejor día en la exposición. Sus pensamientos estaban dispersos. Se quedó tocado con la imagen de ella que no se lo podía quitar de la cabeza. Deseaba contactar con Paloma cuanto antes. Temía que alguno se la arrebatara.

Aquel día se fue antes a casa de como solía acostumbrar. En cuanto llegó, se sentó en el sofá y se animó a escribirla.

-Hola Paloma, veo que compartimos muchas cosas de la vida. Me gustaría hablar contigo, si te apetece.- Raúl rectificó más de diez veces el mensaje para no resultar ni demasiado ansioso, pero tampoco vanidoso. Se quedó mirando el teléfono como absorto, esperando respuesta durante diez minutos sin obtener respuesta y se levantó para ir hacía la cocina para prepararse algo para cenar.

Raúl volvió a tomar asiento en el sofá del salón, portando una bandeja en la que llevaba un sándwich con ambas rebanadas tostadas, untadas de tomate rallado y un poco de aceite, con varias rodajas de jamón serrano. Un vaso de agua del grifo y un par de servilletas de papel.

Subió la voz del televisor con su mando a distancia para ver el partido de la Champions League que jugaban el Real Madrid contra el PSG de octavos de final.

Cuando de modo repentino, sintió como el teléfono móvil que tenía a su lado, vibró. Le echó un vistazo y su corazón dio un vuelco de 360 grados. Era Paloma.

-Hola Raúl… ¿Qué tal?- Le respondió ella a su mensaje.

La complicidad entre ambos fue algo mágico, extraordinario. Como si se conocieran de toda la vida. El partido de futbol quedó en un segundo plano, aún a pesar de ser un gran aficionado del club blanco. Solo tenía tiempo para ella. Conversaron hasta pasada la medianoche de sus vidas, inquietudes, amores, desamores… Se sentían muy bien, hasta que finalmente decidieron despedirse para irse a descansar.

Al día siguiente Raúl, retomo su rutina. El despertador sonaría a las 6:30h como de costumbre. Saldría a correr, pero era distinto. Se sentía feliz. Su corazón bombeaba con más fuerza y sus pensamientos eran para ella, Paloma. Estaba ilusionado.

Los siguientes meses fueron haciendo que los sentimientos que tenían ambos, fueran in crescendo. Paloma vivía en Alicante. Ella iría a verle a Madrid, donde Raúl residía. El encuentro de la pareja sería algo maravilloso. Eran exactamente lo que cada cual se había imaginado en sus expectativas personales. Hicieron el amor apasionadamente después de cenar en uno de los mejores restaurantes de la capital. Estaban enamorados.

Raúl le pidió en matrimonio a Paloma a las pocas semanas de aquel encuentro, cuando le devolvió visita a su localidad. Ella se quedó petrificada, pero después de unos segundos le dijo que sí. El beso entre ambos sería la envidia de todos los mortales del planeta tierra, tal era el amor que sentían el uno por el otro.

Fantaseaban con la planificación de la boda y le fijaron fecha. Estaban en una nube. Paloma se encargaría de todos los preparativos.

Ella tenía la ilusión de hacerla en una de las cuatro torres de la Castellana. Viajaría para Madrid para encargarse de todos los preparativos. Raúl tenía una agenda muy apretada de muchas reuniones de trabajo y no podía acudir. Sin embargo, y por los azares de la vida, se canceló una de ellas y pudo escaparse para presentarse allí, sin avisarla para darle una sorpresa.

Raúl llegaría al portal del edificio y preguntó por Paloma con sus apellidos, quien se había citado con el responsable del restaurante. El portero, uniformado de modo impecable, le informó que estaban en la planta 48, puerta 24. A Raúl, aquello le extrañó, pero tomó el ascensor que de manera vertiginosa, ascendió hasta la planta solicitada. Salió y tomó el pasillo buscando el número de puerta que le indicaron. Llegado hasta allí y confirmando que era el número 24, golpeó la puerta con sus nudillos.

Tras unos pocos segundos, abrió un hombre con el torso desnudo y con una toalla, cubriéndose su cuerpo bajo la cintura.

-¡Hola!... ¿Quién eres?...- Le dijo aquel individuo que parecía haber salido de la ducha, con su pelo rubio, aún alborotado. -

Raúl se quedó helado, sin saber que decir. Sus ojos alcanzaron a ver al fondo de la habitación, el bolso de Paloma encima de la cama deshecha y sus zapatos en el suelo, tirados.

-Perdón, me he confundido… Lo siento. ¡Gracias!- Balbuceo Raúl, dándose la media vuelta, sintiendo como cerraban la puerta tras de sí y se fue de allí a paso precipitado, no entendido nada de lo que sus ojos habían presenciado.

Raúl daba vueltas en circulo delante de la mesa frente al televisor…

-Planta 48, puerta 24, no pensaba tener que volver aquí de nuevo…- Pensaba enojado. Raúl volvió a golpear la puerta. En esta ocasión sería Paloma quien le abriría. Lucía una lencería sexy muy sugerente y el cabello recogido. Su rostro tornó pálido al ver a su prometido frente a ella.

-¡¡¡Raúl!!!... Peroooo, ¿qué haces aquí?- Exclamó Paloma muy sorprendida.

-¡¡Maldita zorra, mentirosa!!- Raúl se abalanzó sobre Paloma, cerrando la puerta con el pie, mientras agarraba con extrema fuerza su cuello, echándola sobre la cama.

Sobre el colchón y sin mediar más palabra, la estranguló ante los intentos infructuosos de Paloma por luchar por su vida, hasta que finalmente se rindió, falleciendo ante los ojos de un incompasivo Raúl que sonreía complacido de su obra.

-Raúl… Raúl, cariño… despierta…. – Le decía Paloma a su novio, quien se hallaba dormido aún con la ropa que había vestido durante el día.

-Qué... qué… ¿Qué pasa?- Contestaba Raúl, volviendo en si, aturdido y mareado por el consumo del alcohol echado sobre el sofá y con la televisión encendida.

- Perdona mi vida, se me ha hecho tarde. He estado con mi hermano cenando, que me ha acompañado para organizar los preparativos de la boda. Se ha quedado a dormir en el hotel que le he reservado a mi nombre. Te AMO.

 

FIN

¿Te ha gustado?... Bueno, pues a ver si hay suerte ;)


Mi Generación Z se actualizará cuando tenga algo que contarte... No sufras 😉 http://migeneracionz.blogspot.com

Comentarios

Raquel ha dicho que…
Me encanta,, como siempre no se puede parar de leer, engancha desde el principio.
JI ha dicho que…
Un relato que describe detalladamente a los personajes que aparecen, contando una historia bien enlazada y que anima a leer con interés. Sorprende el desenlace. Me quedo con las ganas de seguir leyendo más. Felicidades al escritor!
Fer ha dicho que…
Muchas gracias Raquel y Jl :)

Besos y abrazos