El cuidador del enfermo... ese actor secundario !!

La vida... esa cosa por la que deambulamos cada dia desde que nos sacan del vientre de nuestra madre en la que estábamos tan confortables, aparentemente seguros y ajenos a todo lo que hubiera a nuestro alrededor...

Nadie nos preguntó si queríamos salir de allí (al menos, yo no lo recuerdo). Y de repente, de manera abrupta, nos sacan de nuestro hogar y nuestro mundo se vuelve caótico.  Innumerables sensaciones nuevas nos perturban. Sientes el calor de la persona que nos llevó dentro de sí y que de manera instintiva, ya amas desde el primer segundo de tu vida. Pero también otros estímulos desagradables que bueno, con el tiempo empiezas a asimilar poco a poco.

A partir de ese mismo instante en que ves la luz, estas indefenso. Vulnerable a los azares del destino que te están aguardando. Tu, ignorante a todo ello, luchas por sobrevivir. El entorno en que te hayas criado es muy importante. Un hogar donde recibas amor y estabilidad emocional. Más adelante vas desarrollando tu personalidad propia y dependiendo de tu carácter, te será más fácil conectar con otros semejantes que te hagan más agradable tu estancia en la aventura más maravillosa que pueda existir, la vida. Tu puedes fabricar tu destino... Si amigo, pero hasta cierto punto.

Y es que hay factores que no puedes manejar y que te vendrán de golpe, sin atisbarlos... y para los cuales nadie esta preparado, por mucho que hayas podido pensarlo o hayas conocido experiencias de otras personas. 

Las situaciones a las que hipotéticamente tenemos que hacer frente son variopintas,  pero existe una que cuando alcanzas cierta edad ya comienzas a presentir su inquietante presencia. La muerte. No la propia, porque a edades tempranas te consideras inmortal. Piensas que contigo no va la cosa, pero ves que es algo real y que se lleva a gente que quieres, llegado su tiempo "natural" de existencia o no. 

Como se vive una situación u otra es muy distinta, por más que al final sea la perdida de ese ser querido y el dolor que ello conlleva. Pero es evidente que se vive de modo mucho más traumático cuando no era tiempo de ello conforme a la esperanza de vida que asumimos como algo normal. 

Cuando esto sucede, ya te marca por siempre tu vida. El peor de todo ellos es la perdida de un hijo. De ello, pienso que jamás podrás reponerte a pesar de que como pienso, hay que intentar por todos los medios continuar hacía delante. Sin embargo, esa pesada mochila te acompañará mientras vivas, lo quieras o no. 

Pero si la muerte, resultado final, es la punta del iceberg, hay situaciones que son aún más terribles bajo mi punto de vista. Y es presenciar como alguien muy cercano a tí se va apagando poco a poco de modo inexorable sin que puedas hacer nada por evitarlo.

Yo he vivido en primera persona esa terrible experiencia. Mi mujer contrajo un cáncer de mama que le diagnosticaron recién estrenado el año 2016 y desde entonces la vida cambió repentinamente. Ella batalló con la mejor actitud hasta el final de sus dias, pero acabó perdiendo la guerra ante un enemigo muy poderoso, muriendo en julio de 2019. Tres años y medio en un tobogán de emociones en las que la protagonista indiscutible es ella y que debe llevarse todos los honores. Mi admiración y respeto profundo hacía Rosa. Su ejemplo será para mi un referente para afrontar cualquier vicisitud futura que encuentre en mi camino.

Pero permíteme que en esta ocasión ponga el foco sobre los actores secundarios. Aquellos que viven de modo diario junto a la persona enferma y sufren con ella sus miedos, apoyan, y hacen más llevadero el tortuoso camino, siendo conscientes de la difícil empresa de salir airosos del revés cruel que te ha dado la vida y que maldices una y mil veces como injusto. 

Vives sus frustraciones, eres quien paga los platos rotos de su mala suerte. Vives cada dia sin poder planificar más allá de la semana. La sensación de permanecer con la espada de Damocles sobre tu cabeza a cada paso que das y que en cualquier momento te atravesará como una aceituna. Idas y venidas al hospital con el corazón encogido por las próximas noticias, que cada vez eran peores pero que aún así, tenías que sacar fuerzas de donde fuera para que te viera bien e insuflarle ánimos para seguir luchando... Es crucial para la persona enferma que el cuidador no decaiga. Que sea fuerte.

El cuidador se vuelve prácticamente invisible ante la gente. Escasas son las personas que reparan en ti y te pregunten como estas. Tu lo asumes. Pero quiero agradecer sinceramente a aquellos que si me animaron y me entendieron por lo que yo pasaba. Convivir con una persona enferma es perder todo para centrarte en su cuidado y bienestar. Lo primero es lo primero. Pero es esencial que busques el modo de escapar de tu penitencia, intentando buscar válvulas de escape que te permitan liberarte aunque sea por unas pocas horas. Es importante hacer deporte, tomarse unas cervezas con los buenos amigos con los que poder contarles como te sientes o simplemente echar unas risas y pasar un rato ameno. Depende de tu estado de ánimo. En definitiva, algo que te estimule para tirar hacía delante.

 

La carga a veces se hace insoportable. Quieres que todo acabe. Es normal flaquear por muy fuerte que te sientas. Lo importante es que aunque hinques a veces la rodilla, saber levantarse. Buscar las fuerzas donde no las hay. Y sobre todo, que la persona enferma no lo perciba. 

Relaciones públicas con todas las personas que muestran su interés cada dia preguntando como esta ella y para las que hay que poner la mejor cara, aunque no tengas ganas de repetir la misma historia cientos de veces y que lo que hacen es reproducir internamente todo el dolor que provoca la situación. Y que si por un casual, pierdes los nervios por todo lo que llevas acumulado, no son capaces de entender y eres tu quien debe excusarse. 

Y si, porque no decirlo si es la verdad... te sientes desgraciado. No eres tu el enfermo. Deberias sentirte afortunado. Estas sano o bueno... aparentemente, porque no pongo la mano en el fuego, conociendo de primera mano el tema. Puede estar ahí el mal y no ser consciente y luego dar la cara cuando a veces ya es tarde.


Hay que aceptar con resignación el destino y afrontarlo con la mayor entereza posible. Ser leal. Honesto. Tratar a la persona enferma como te gustaría que te trataran a tí. Hasta el final. Intentando que sus dias sean lo mejor posible. Y honestamente tengo la conciencia muy tranquila. Con mis errores, mis debilidades, he hecho todo lo que humanamente estaba en mi mano para que ella estuviera lo mejor posible. 

Ella se fue, pero antes me agradeció todo lo que había hecho. Por ella. Por mis hijos. Nadie puede juzgarme ahora si después de tanto tiempo sufriendo, aspire a buscar la felicidad que cualquier ser humano anhela. Y pienso que me lo merezco.

 He de sentirme culpable por ello??!!!... A veces me surgen dudas, es verdad. Pero no lo creo.

¿¿¿¿ El tiempo ????... el tiempo no corre desde cuando tu lo marcas, hipócrita. Lo marco yo. Que no tengas que pasar por lo que yo he pasado.

No me juzgues. O serás juzgado.

 

 

Mi Generación Z se actualizará cuando tenga algo que contarte... No sufras ;) http://migeneracionz.blogspot.com

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